Comedor del Colegio de Arquitectura de Madrid

Entrar en la cafetería de la Universidad en Madrid solía ser como golpear una pared de cacofonías. Tras la instalación de paneles acústicos, el nivel de sonido percibido se ha reducido a la mitad. "Es algo excepcional", dice Agustina Ramos, empleada de la cafetería.

La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid es internacionalmente reconocida dentro del mundo de la arquitectura y es considerada, no solo una de las mejores de España, sino una de las mejores escuelas de arquitectura del mundo. En la universidad, 5.000 estudiantes, 400 profesores y 100 empleados se reúnen todos los días. Aquí hay futuros arquitectos que conocen la realidad de muchos alumnos y profesores de todo el mundo: el efecto que provoca de una insonorización insuficiente.

Dentro de las actividades que la universidad ha llevado a cabo es un proyecto de investigación junto con Saint-Gobain Ecophon. Consiste en el tratamiento acústico de la cafetería de los estudiantes y de los profesores. Dada la necesidad de tratamiento acústico en la cafetería, se realizaron una serie de mediciones acústicas. Anteriormente, se determinaban las cualidades acústicas, como el tiempo de reverberación. Para mejorar el confort acústico, se instalaron paneles fonoabsorbentes que cubrían el 50 por ciento de la superficie del techo.

Antes de la instalación de los paneles acústicos, la situación era insoportable, sobre todo para los empleados que tenían que trabajar en ambas cafeterías. Los alumnos y profesores al menos tenían la alternativa de comer en otro lugar.

Algunos testimonios antes de la instalación: 

”En las horas punta aquí no escuchas nada. La gente te habla y no sabes de dónde proviene la voz. Muchas veces pienso que me estoy quedando sorda, porque no entiendo. Creo que mis compañeros sienten lo mismo, porque el ruido es terrible, especialmente en las horas punta”, dice Agustina Ramos, empleada de la cafetería.

"Con respecto al ruido en la cafetería, es un ambiente bastante agitado donde casi no puedes hablar con tus amigos. Tienes que alzar la voz, y mis amigos y yo rara vez comemos aquí, solemos comer al lado de las taquillas. Si quieres descansar o relajarte o simplemente tener una conversación agradable mientras comes, no puedes ", dice la alumna Gabriela Vieira.

"Con respecto al ambiente en la cafetería, creo que está bien, pero hay demasiado ruido de fondo, mucho estrés. Es por eso que muchas veces intentamos salir o comer en casa, para evitarlo”, dice el estudiante Antonio Soriano. 

 

Un resultado final impresionante

La diferencia después de la instalación de los paneles acústicos es impresionante. La cacofonía se ha convertido en un zumbido suave que permite conversaciones a un nivel de voz normal. El llamado efecto Lombard, que consiste en la elevación de nuestra voz cuando el ruido circundante es fuerte, se minimiza.

Algunos testimonios tras la instalación

”La verdad es que desde que han instalado el techo, las cosas van mejor. Es más acogedor, y hay menos voces. Pienso que es algo excepcional, espectacular", dice Agustina Ramos. 

La estudiante Arantza Uriarte como en la cafetería casi todos los días de la semana: "El cambio es muy notable. Antes era impensable comer aquí. Tenías que irte tan pronto como terminases de comer, porque no podías mantener una conversación. Ahora es más agradable pasar el tiempo aquí." 

El director del Colegio de Arquitectura, Luis Maldonado, está muy satisfecho con el resultado del proyecto de investigación. "El resultado ha sido extraordinario, y la prueba de ello es la satisfacción demostrada por los usuarios del espacio en comparación con el anterior". 

Ahora los estudiantes pueden charlar

El Dr. César Díaz es profesor de acústica en el Colegio de Arquitectura. Explica la mejora percibida con la disminución del tiempo de reverberación y el nivel de presión acústica.

"Con el acondicionamiento acústico en las cafeterías, el tiempo de reverberación se ha reducido significativamente en el espacio. Ahora está por debajo de un segundo en las frecuencias medias. Como consecuencia, el nivel de fuerza sonora ha bajado de manera muy notable. Ahora los estudiantes pueden conversar con sus amigos sentados en la mesa a una distancia de dos metros sin la necesidad de elevar sus voces.

 

Texto: Lars Wirtén
Fotografía: Alvaro San Román Gómez